Enseña como un maestro 3.0
El libro propone, y ejemplifica con videos de clases, 63 técnicas de enseñanza que están sustentadas en evidencia.
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Puede sonar evidente, pero la atención es un proceso fundamental cuando hablamos de aprendizaje, con implicaciones muy concretas para las aulas. Esta facultad mental nos permite focalizar o dirigir nuestra concentración hacia estímulos específicos, pero ¿por qué es realmente importante?
Nuestro ambiente, y especialmente el de nuestros estudiantes, está repleto de elementos que compiten constantemente por nuestro foco atencional. Esto se complica por el hecho de que nuestros cerebros están configurados para ser naturalmente distraídos. Puede sonar evidente, pero la atención es un proceso fundamental cuando hablamos de aprendizaje, con implicaciones concretas para las aulas. Esta facultad mental nos permite focalizar o dirigir nuestra concentración hacia estímulos específicos.
Nuestro ambiente, y el de nuestros estudiantes, está repleto de elementos que compiten por ese foco atencional.
Un ejemplo claro:
Imagina que caminas de manera enfocada en tus pensamientos y de repente escuchas un auto frenando estrepitosamente. Inmediatamente, tu atención se desplaza para evaluar si estás en peligro.
Esta capacidad de distracción es natural y, en muchos casos, fundamental para nuestra supervivencia. Es por esto que es tan difícil captar la atención de los estudiantes en lo más importante, y además esta capacidad de atención selectiva está en pleno proceso de desarrollo en los años escolares (Stevens y Bavelier, 2011).
La buena noticia es que hay muchas cosas que podemos hacer en las aulas para atraer la atención de los estudiantes, y enseñarles cómo dirigirla mejor.
Como bien señala Peps Mccrea (2020): «La atención es la puerta de entrada al aprendizaje».
La investigación sugiere que las acciones que demuestran atención (por ejemplo, dirigir la mirada hacia quien habla) producen un efecto de «contagio», es decir, es más probable que los estudiantes que están cerca de pares que prestan atención también lo hagan (Innedrive, 2024; Forrin et al., 2024).
Pero ¿cómo hacemos que cada vez más estudiantes adquieran estas conductas positivas?
El trabajo de Doug Lemov y su equipo (2022; 2023) nos ayuda a comprender cómo desarrollar estrategias para construir hábitos de atención. Estas se basan en el establecimiento, desarrollo y mantenimiento consistente de rutinas que permitan a lo largo del tiempo desarrollar hábitos en los estudiantes.
Es crucial entender la diferencia entre rutinas y hábitos (Fletcher-Wood, 2024):
Cuando un hábito ha sido formado, este va más allá de una técnica o conducta específica; significa que los estudiantes han comprendido el propósito principal de la conducta: es importante escuchar al docente y poner atención. Es decir, lo que puede comenzar como una rutina puntual, puede transformarse en un hábito si se practica de forma suficiente y deliberada hasta que la acción se vuelve automática.
El objetivo es que los estudiantes no dependan de la fuerza de voluntad ni de la motivación. Como plantea el docente británico Harry Fletcher-Wood (2024) en su nuevo libro:
La clave para superar un hábito [un mal hábito previo] no es la motivación ni la fuerza de voluntad —sino romper el vínculo entre la situación específica y el hábito.
Harry Fletcher-Wood - Docente de Historia, investigador y líder escolar (UK)
Los deportistas conocen perfectamente la distinción entre motivación y hábitos. Mientras la motivación fluctúa –algunos días nos tentamos con quedarnos en casa viendo televisión–, un hábito deportivo desarrollado nos impulsa a entrenar casi automáticamente, simplemente es lo que se debe hacer, superando la pereza inicial. Como plantea Lemov (2022, p. 18):
Una rutina conocida le permite no recurrir a su fuerza de voluntad para esas acciones, lo que permite destinarla a algo más.
Doug Lemov - Chief Knowledge Officer & Founder of TLAC
Es decir, el objetivo final es desarrollar hábitos de atención y aprendizaje mediante estrategias sistemáticas en el aula.
Los entornos de aprendizaje condicionan directamente los hábitos atencionales que se desarrollan. Esto es especialmente importante en niños y adolescentes, ya que en términos de desarrollo vital son más propensos a las distracciones que los adultos (Stevens & Bavelier, 2011).
Los estudiantes pueden concentrarse profundamente en un contexto y dispersarse en otro, y esta variación nos recuerda que los entornos de aprendizaje determinan los hábitos de atención que se desarrollan en ellos. Prestarle atención a la atención, construyendo hábitos para mantener el foco, es una de las cosas más importantes que pueden hacer los profesores.
Doug Lemov - Enseña como un maestro 3.0, p. 24. Énfasis agregado
La meta es formar hábitos sólidos para poner atención a las actividades académicas, tanto cuando los docentes explican un contenido, como cuando un par está compartiendo su opinión, o presentando su trabajo.
Para lograr este objetivo, Doug Lemov y su equipo nos aportan una variedad de estrategias en los libros Enseña como un maestro 3.0 y Volver a vincularnos.
En primer lugar, los “hábitos de atención” son una estrategia muy poderosa.
Si los jóvenes pueden crear hábitos de atención selectiva sostenida, sus probabilidades de éxito son mayores. La técnica Hábitos de atención busca establecer rutinas que hagan que los estudiantes centren su atención durante la clase y construyan hábitos de atención más sólidos.
Además, busca utilizar las señales que las personas envían cuando le prestan atención a otra persona para construir una comunidad de aprendizaje más sólida e inclusiva.Doug Lemov, Enseña como un maestro 3.0, p. 482-483. Énfasis agregado
La esencia de la estrategia hábitos de atención implica la demostración de atención por medio del lenguaje corporal y contacto visual (señales de apoyo y pertenencia). Algunos ejemplos concretos de cómo se ve esto en aulas que lo implementan son:
Se pueden ver claramente algunos de estos hábitos en el siguiente video:
En este video se ilustra cómo estos hábitos de atención pueden integrarse naturalmente en la dinámica del aula, una vez que los estudiantes los han practicado extensivamente. Es importante comprender que la implementación de estas estrategias varía según cada contexto escolar.
Cada institución educativa tiene su propia identidad y cultura, lo que significa que las señales específicas de atención pueden adaptarse creativamente. De hecho, involucrar a los propios estudiantes en la definición de estas señales puede ser una estrategia efectiva y motivadora. Lo fundamental no son los gestos exactos, sino el propósito subyacente: crear un ambiente seguro y agradable para aprendizaje. Estas estrategias tienen un doble objetivo (Lemov et al., 2023):
La clave está en la consistencia. Estas acciones lideradas por docentes solo se transforman en verdaderos hábitos mediante:
El objetivo final es que estas estrategias se integren orgánicamente a la cultura escolar, convirtiéndose en una parte natural del proceso de aprendizaje (Bambrick-Santoyo, 2019).
Los hábitos de atención son fundamentales para desarrollar estrategias que mejoren la participación y la calidad del pensamiento en el aula. Como explica Lemov (2022; 2023), estos hábitos crean las condiciones necesarias para impulsar lo que podríamos llamar un ratio de participación y pensamiento más elevado.
Un ejemplo concreto son los hábitos de discusión, una estrategia que busca transformar la participación estudiantil. No se trata solo de intervenir, sino de hacerlo haciendo conexiones y con respeto. Para esto, los estudiantes aprenden a:
El siguiente video ilustra este proceso en acción.
Observamos en este video estudiantes que ya manejan aspectos básicos de comportamiento en el aula: solicitar la palabra, responder y mantener la atención. Sin embargo, el docente guía activamente su desarrollo, enfatizando la importancia de conectar sus respuestas con las intervenciones previas.
Como muestra el docente con intervenciones como «Espera… ¿estás de acuerdo? ¿Qué dijo tu compañera?; “Entonces…”, el aprendizaje de estos hábitos requiere acompañamiento constante. Los estudiantes necesitan apoyos para desarrollar habilidades como:
Se trata de un proceso gradual. Estas rutinas, practicadas sistemáticamente, se transformarán eventualmente en hábitos que moldearán la forma de comunicarse y pensar de los estudiantes a largo plazo.
Desarrollar hábitos de atención requiere consistencia y práctica continua. Como sugiere Lemov et al. (2023), es fundamental que estas técnicas se practiquen a lo largo del tiempo y se conviertan en parte de la cultura escolar, lo que también tiene impacto en el desarrollo socioemocional de los estudiantes.
¿Habías escuchado previamente sobre los hábitos de atención y hábitos de discusión? En tu establecimiento, ¿qué estrategias utilizan para la gestión de la atención?
Fiorella, L. (2020). The science of habit and its implications for student learning and well-being. Educational Psychology Review, 32(3), 603–625. https://doi.org/10.1007/s10648-020-09525-1
Forrin, N. D., Kudsi, N., Cyr, E. N., Sana, F., Davidesco, I., & Kim, J. A. (2024). Investigating attention contagion between students in a lecture hall. Scholarship of Teaching and Learning in Psychology. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/stl0000419
Hidi, S., & Harackiewicz, J. M. (2000). Motivating the academically unmotivated: A critical issue for the 21st century. Review of Educational Research, 70(2), 151–179. https://doi.org/10.2307/1170660