Instrucción directa
Educadores y expertos conectan investigación y práctica educativa, destaca la instrucción directa y perspectivas colaborativas.
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En el evento researchED Chile 2024, los expertos en educación Marcy Stein y Zach Groshell presentaron dos métodos de enseñanza estructurados: la Enseñanza Directa (Direct Instruction) y la Enseñanza Explícita (Explicit Instruction). Aunque tienen puntos en común, ambos enfoques poseen aplicaciones y estructuras únicas. En este artículo, exploramos sus características y cómo benefician a los docentes que buscan prácticas basadas en evidencia. Al final, incluimos las charlas completas de ambos expertos.
La Enseñanza Directa, creada por Siegfried Engelmann en EE.UU., es un modelo exhaustivo que combina contenidos específicos (el qué) y métodos de enseñanza (el cómo). Según Marcy Stein, este programa, respaldado por décadas de investigación, ha demostrado su eficacia en diversos contextos. Aquí se detallan sus principales características
La Enseñanza Directa organiza cada lección en secuencias precisas, con solo un 10% de contenido nuevo por lección. Este contenido se revisa múltiples veces para asegurar que los estudiantes lo asimilen.
Un principio esencial de este enfoque es la precisión en el diseño instruccional, minimizando la ambigüedad y asegurando que el aprendizaje esté enfocado. La claridad y el diseño estructurado permiten que los estudiantes comprendan y consoliden el conocimiento en sus memorias a largo plazo.
Este video destaca cómo el diseño instruccional permite al docente reducir la complejidad de los conceptos y facilitar el aprendizaje sin ambigüedades.
Contar con clases y recursos pedagógicos previamente preparados permite a los docentes centrarse en realizar clases efectivas. Crear todo el material desde cero, como planificaciones y evaluaciones, puede ser una carga excesiva (cognitiva y laboral), especialmente para docentes principiantes
La Enseñanza Directa identifica estrategias generalizables, que permiten a los estudiantes aplicar un mismo método en diferentes contextos. Así, no necesitan memorizar una fórmula diferente para cada problema, sino que pueden aplicar una estrategia similar en varios casos. Un ejemplo es la fórmula del volumen (volumen = área de la base x altura), que se usa en distintas figuras geométricas.
Aquí se puede observar cómo este enfoque generalizable se aplica en el aprendizaje de matemáticas, facilitando que los estudiantes comprendan y reutilicen estrategias en diversas situaciones.
La Enseñanza Directa incorpora prácticas supervisadas y retroalimentación inmediata. Los docentes monitorean cada respuesta, corrigen errores al instante y adaptan su enfoque según el progreso de los estudiantes.
La Enseñanza Directa utiliza un diseño curricular por «ejes» o «rutas secuenciales», en lugar del enfoque de «espiral». Esto permite un aprendizaje más profundo en un área antes de pasar a la siguiente.
La eficacia de la Enseñanza Directa está respaldada por estudios como el Project Follow Through, uno de los experimentos educativos más extensos de Estados Unidos, que evidenció mejoras significativas en habilidades básicas, cognitivas y afectivas. Según Stein, estos logros incluyen mejor rendimiento académico, autoestima positiva y mayor percepción de competencia.
Por otro lado, la enseñanza explícita, explicada por Zach Groshell, es un enfoque metodológico centrado en cómo enseñar de manera clara, estructurada y aplicable a cualquier asignatura. Basada en investigaciones como las de Barak Rosenshine, este enfoque detalla principios de enseñanza que deberían estar presentes al enseñar cualquier contenido nuevo.
En el siguiente fragmento, Zach resume lo que Rosenshine identificó como las acciones docentes más efectivas, basándose en estudios observacionales y en la ciencia del aprendizaje.
Groshell realiza posteriormente una síntesis de cinco principios relacionados que considera que fueron clave para generar «cambios» fundamentales en su práctica docente.
La enseñanza explícita enfatiza el uso de un lenguaje claro y sin ambigüedades. Esto significa utilizar “las palabras justas” para evitar malentendidos y asegurar que los estudiantes comprendan cada paso de la enseñanza.
En este extracto, el docente explica estrategias concretas para evitar ambigüedades y prevenir, por ejemplo, la sobrecarga cognitiva en los estudiantes.
Este enfoque alterna entre dar información y permitir que los estudiantes participen activamente, facilitando la comprensión progresiva a través de pequeños pasos, modelaje y problemas resueltos.
Groshell subraya la importancia de mostrar tanto lo que es correcto como lo que no lo es. Esto ayuda a los estudiantes a diferenciar claramente el contenido y evitar conceptos erróneos.
Para desarrollar fluidez y reforzar el aprendizaje correcto, la enseñanza explícita proporciona múltiples oportunidades de práctica, junto con retroalimentación constante para corregir errores en tiempo real.
Este principio implica reducir gradualmente el nivel de apoyo proporcionado por el docente a medida que los estudiantes ganan autonomía, promoviendo una transición segura hacia la independencia.
Ambos enfoques se basan en principios de claridad, práctica y retroalimentación. Sin embargo, mientras la Enseñanza Directa es un programa completo que integra contenido y metodología para su aplicación sistemática, la enseñanza explícita ofrece estrategias flexibles que los docentes pueden adaptar a distintos contenidos y contextos de aprendizaje.
Ambos modelos son coherentes con investigaciones sobre efectividad educativa, especialmente para estudiantes de bajos recursos y con necesidades educativas especiales. También se alinean con hallazgos de la ciencia del aprendizaje.
Para docentes y líderes escolares en Chile, conocer estos enfoques y sus diferencias es clave para aplicar prácticas de alta calidad en el aula. La estructura de estos modelos facilita una comprensión profunda y permite que los estudiantes desarrollen habilidades sólidas y confianza en su capacidad de aprender de forma autónoma. Esto es especialmente importante para estudiantes con mayores dificultades (problemas de aprendizaje, pocos conocimientos previos, poca exposición al lenguaje académico, etc.).