¿Qué papel desempeñan las emociones en la teoría de la carga cognitiva?
Esta publicación es una traducción de un artículo escrito en el blog de InnerDrive, organización que difunde interesantes recursos sobre temáticas como las ciencias cognitivas aplicadas a la educación. InnerDrive nos ha permitido traducir y difundirlo.
Recientemente, nos hemos topado con una innovadora revisión bibliográfica de la teoría de la carga cognitiva, un marco ampliamente reconocido en el ámbito educativo y objeto de numerosas investigaciones en las últimas décadas.
¿Qué distingue a este reporte de investigación sobre otros? Se centra en la relación entre la carga cognitiva y las emociones, ofreciendo una nueva perspectiva sobre el impacto que tiene lo que sentimos en lo que aprendemos.
Analicemos las conclusiones y sus implicaciones para el aula.
Un repaso a la teoría de la carga cognitiva
La teoría de la carga cognitiva hace hincapié en la capacidad limitada de la memoria de trabajo, frente a la capacidad casi ilimitada de la memoria a largo plazo. Afirma que procesar demasiada información a la vez puede provocar una sobrecarga cognitiva en la memoria de trabajo. Esto puede dificultar el aprendizaje, porque el cerebro ya no puede procesar toda la información que encuentra.
¿Qué relación existe entre la teoría de la carga cognitiva y las emociones?
Aunque se ha investigado mucho sobre la Teoría de la Carga Cognitiva, existe una brecha notable en nuestra comprensión del papel que desempeñan las emociones en este concepto. Para llenar este vacío, un equipo de investigadores realizó recientemente una revisión sistemática. Argumentaron que debe existir un vínculo entre la emoción humana y la cognición, ya que se ha descubierto que las regiones emocionales del cerebro intervienen en el procesamiento cognitivo.
De hecho, encontraron un estudio exhaustivo que apoyaba esta idea. El estudio se realizó en el contexto de la educación médica e influyó en las emociones de los participantes proporcionando dos resultados diferentes durante una simulación de tratamiento médico. En un grupo, el paciente sufría un paro cardiaco y moría, mientras que, en el otro grupo, el paciente era trasladado a otro servicio y vivía. Los estudiantes del grupo en el que el paciente murió manifestaron más emociones negativas, como estrés y nerviosismo, y experimentaron una mayor carga cognitiva y peores resultados de aprendizaje en una simulación similar tres meses después, en comparación con los estudiantes del grupo en el que el paciente sobrevivía.
4 formas en que las emociones pueden afectar a la carga cognitiva
Tras revisar numerosos estudios, los investigadores teorizaron que el mecanismo que vincula las emociones y la carga cognitiva se produce de cuatro formas distintas. Veámoslas juntos…
1. La emoción como fuente de carga cognitiva ajena (extraneous)
Las emociones necesitan ser procesadas. Como resultado, crean demandas en nuestros recursos cognitivos, causando una carga cognitiva ajena (es decir, que no contribuye al objetivo de aprendizaje) que ocupa un espacio muy valioso en nuestra memoria de trabajo.
Por ejemplo, si los estudiantes se sienten estresados por la presión de tener que rendir bien, sus memorias de trabajo pueden llenarse de pensamientos sobre lo que les pasa y su rendimiento, reduciendo así la cantidad de recursos disponibles para realizar la tarea o integrar la nueva información. Esto, lamentablemente, disminuye sus resultados de aprendizaje.
2. La emoción como factor que afecta a la memoria
Cuando sentimos emociones positivas, como la felicidad, significa que nuestras necesidades están cubiertas y que podemos centrarnos en más cosas. De hecho, investigaciones han demostrado que las emociones positivas conducen a resultados que pueden interpretarse como indicadores de una memoria de trabajo más disponible, como el aumento de la creatividad y el comportamiento prosocial.
Por otro lado, las emociones negativas sirven como señal de qué determinados objetivos y necesidades aún no se han cumplido, movilizando en consecuencia nuestros recursos cognitivos para satisfacerlos. Esto se ve corroborado por estudios que indican que las emociones negativas provocan una reducción de la creatividad y de los resultados del aprendizaje, que son indicios de una disminución de la memoria de trabajo disponible.
Esencialmente, podemos pensar en las emociones como la señal que no indica si han ampliado o reducido los recursos cognitivos disponibles. En pocas palabras, un estudiante que sienta emociones negativas tendrá menos memoria disponible para utilizar.
3. La emoción como carga cognitiva intrínseca
Pero no son sólo las emociones en sí las que afectan a nuestra memoria de trabajo, sino también el esfuerzo que tenemos que hacer para regularlas, lo que aumenta nuestra carga cognitiva intrínseca.
Por ejemplo, los estudiantes de medicina que hemos mencionado antes tienen que aprender a comunicar malas noticias a los pacientes y a enfrentarse regularmente a situaciones muy difíciles. En estos casos, la regulación de las emociones forma parte integral del proceso de aprendizaje y, en última instancia, aumenta la carga cognitiva global de una tarea de aprendizaje.
Por eso, en el estudio, los estudiantes experimentaron un aumento de las emociones negativas, lo que se tradujo en una mayor carga cognitiva y unos resultados de aprendizaje inferiores en la tarea de rendimiento.
4. La emoción afecta a la motivación por aumentar el esfuerzo cognitivo
La última perspectiva de la relación entre emoción y carga cognitiva se centra en el efecto que tienen las emociones sobre la motivación. Es decir, se sugiere que las emociones positivas pueden fomentar la motivación, lo que a su vez aumentará el aprendizaje.
Por ejemplo, las características que ayudan a inducir una emoción positiva, como los colores cálidos o las formas redondeadas, pueden hacer que el entorno de aprendizaje sea más agradable desde el punto de vista de la motivación, lo que conduce a una mayor disposición a gastar recursos cognitivos en el proceso de aprendizaje.
Reflexiones finales
Esta revisión de investigación es un hallazgo poco común y muy importante, que integra hallazgos exhaustivos de la neurociencia, la psicología educacional, la psicología cognitiva y más para identificar el vínculo entre las emociones y la teoría de la carga cognitiva.
Un avance como este puede ayudar a informar la práctica en el aula para diseñar y fomentar entornos de aprendizaje más adecuados, en los que podamos ayudar a los estudiantes a evitar experimentar una sobrecarga cognitiva. Aunque la base de estos hallazgos (es decir, que las emociones negativas no favorecen el aprendizaje) pueda parecer intuitiva, comprender los mecanismos en juego con tanto detalle representa un avance significativo en la educación.