En el post se hace una reflexión luego de observar clases remotas de escuelas a lo largo de Estados Unidos e Inglaterra. Menciona tres tipos de responsabilización de los estudiantes en cuanto al aprendizaje en el contexto de clases remotas.
El equipo de Teach like a Champion (TLAC) y yo [Doug Lemov] hemos tenido el placer de observar muchas clases remotas de escuelas a lo largo de Estados Unidos e Inglaterra, y luego de verlas queremos compartir una reflexión.
Uno de los desafíos constantes de hablarle a una pantalla es saber qué es lo que los estudiantes están haciendo mientras te miran desde una habitación lejana, a menudo, en un momento indeterminado. ¿Estarán escuchando? ¿Pensarán con profundidad? ¿Estarán intentando prestar atención, pero se les dificulta concentrarse? ¿Estarán jugando Fornite en la otra pantalla? ¿Estarán dejando que sus mentes ‘divaguen’? ¿Estarán confundidos? ¿Estarán escuchando? ¿Les importa?
Al observar las clases, vimos una variedad de respuestas a este gran dilema de la responsabilización de los estudiantes1. Una clase en particular me hizo pensar [Doug Lemov]. Me gustó y también me hizo cuestionarme, por lo general, sobre esas cosas que me gustaron.
Una de las preguntas que pensé fue respecto a cuándo ocurrió la responsabilización (y la retroalimentación del trabajo de los estudiantes). Hubo, esencialmente, tres tipos de enfoques.
Los profesores podrían decir algo como: “Intenten anotar la definición para estos términos en su cuaderno. En un momento, les daré la respuesta y ustedes podrán compararla con la mía”. Llamaría a eso responsabilización implícita. Los estudiantes no son observados. Con poca frecuencia hacen sus tareas y comparan sus respuestas con diligencia, pero si lo hacen, se responsabilizarán de su propio aprendizaje, lo que es algo hermoso. Ciertamente, algunos estudiantes lo harán, pero quizá habrá un impacto dispar. Algunos no harán sus tareas, otros se aprovecharán del sistema: dejarán que el video les llegue y verán las respuestas del profesor. Uno de mis colegas vio a su hija hacer eso: “Ha estado haciendo mucho eso, no es que esté tratando de aprovecharse del sistema, es que es muy difícil concentrarse cuando recibes menos atención y retroalimentación del profesor de lo habitual y cuando el trabajo es confuso”.
Otra opción sería decir algo como “Escriban sus respuestas en el documento de Google” a lo largo de la clase y luego hacer que la entreguen más tarde. A eso lo llamaría responsabilización retardada, porque ocurre después de un retraso indeterminado del tiempo. Esta es una buena estrategia porque permite asignar tareas con contenido y rigor, pero el retraso en el tiempo puede ser problemático. Los estudiantes pueden desconectarse o trabajar bajo conceptos erróneos durante toda la clase y el docente no se daría cuenta.
Una opción final sería decir algo como: “Escriban sus respuestas en el chat ahora”. A eso lo llamaría responsabilización en tiempo real. Usarla significaría que sabrían de inmediato quién está conectado y que podrían tomar decisiones en tiempo real sobre lo que los estudiantes entendieron y haría que los estudiantes presten más atención. Pero, una vez más, atender un flujo de respuestas en un chat o alguna otra forma de retroalimentación en vivo mientras se enseña es un gran desafío. Requiere de tecnología para funcionar y que tu cerebro pueda realizar múltiples tareas cuando, posiblemente, ya lo esté haciendo.
Entonces, ¿cuál de estos tres tipos de responsabilización es mejor?
Ninguno. Es más probable que los estudiantes se beneficien de una dosis sana y balanceada de los tres tipos. Conocer las tres formas de promover la responsabilización ayuda a administrarlas intencionadamente y a discutir o compartir lo que aprenden con los compañeros (y con nosotros). Quizás puedes pedirles que escriban sus definiciones para cinco palabras del vocabulario en sus cuadernos. Vuelves a dirigir la clase y compartes las respuestas en torno a tres conceptos y les pides a los estudiantes que ajusten las definiciones por sí mismos. Luego dices: “Genial, ahora envíenme sus definiciones de las otras dos por correo”.
A la luz de eso mismo, aquí hay algunas diapositivas que establecen los tres tiempos en los que se puede promover cada responsabilización con algunos ejemplos. Después de eso, intentaré compartir algunos enlaces donde puedan verlos en acción.
Videos de ejemplo
Pueden ver responsabilización en tiempo real (en inglés) de Preguntas sin aviso de Alex Barba durante su clase.
Pueden ver responsabilización retardada en el documento de trabajo preparado por George Bramley para sus estudiantes.
La clase de Sara Sherrs (en inglés) muestra tantola responsabilización implícita (“escriban sus definiciones del vocabulario en su cuaderno”), como un indicio de responsabilización retardada (“e intenten usarlas en las respuestas que enviarán más adelante”).
También echen un vistazo al video de Seth Kumar-Hull (en inglés) en Creo Prep en el Bronx usando la responsabilización implícita, pidiendo a los estudiantes que escriban un resumen de un texto que les ha leído y luego alentándolos a que lo comprueben por sí mismos con su resumen.
La clase de Seth está llena de mensajes que alientan a los estudiantes a ser dueños de su aprendizaje. “Respondan y luego les mostraré las respuestas correctas para ayudarlos a hacerse responsables…”. O antes de practicar el vocabulario: “Esto es a lo que llamamos práctica activa. Están tomando sus definiciones y aplicándolas en situaciones nuevas”. Y después: “Con este ejercicio están contribuyendo a guardar estos significados en su memoria…”
En otras palabras, si desean que la responsabilización implícita funcione para los estudiantes, será importante construir una cultura en torno al cómo y por qué.
Este post es posible gracias a la generosidad de Doug Lemov que nos ha permitido traducir sus interesantes publicaciones. Para acceder al post original en inglés, haga clic aquí.